Condiciones oculares y visuales más comunes

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Miopía, hipermetropía y astigmatismo

Estas condiciones, llamadas propiamente “errores refractivos”, resultan de una anomalía en el sistema óptico del ojo. En términos fáciles de entender, hipermetropía es cuando el ojo es muy “corto”, miopía es cuando el ojo es muy “largo”, y astigmatismo es cuando la superficie de la córnea es irregular. Aproximadamente el 50% de las personas padecen alguna de estas 3 condiciones.
Dependiendo de la magnitud y ciertas otras consideraciones, la corrección, cuando se requiere, puede ser con lentes aéreos, lentes de contacto, o alguna técnica quirúrgica.

Ojo seco

La superficie externa del ojo está expuesta al aire, y existe un recubrimiento líquido al que llamamos “película lagrimal”, para mantener el nivel de humedad que se requiere. Por muchas razones (aires acondicionados, largo tiempos de lectura o en pantallas electrónicas, o algunas enfermedades, por mencionar ejemplos) esta película lagrimal podría no funcionar de forma perfecta, resultando en síntomas muy comunes de resequedad, como ojos rojos, dolor, ardor, visión borrosa, o paradójicamente, lagrimeo. Hay de ojo seco “leve”, que conlleva a quejas de la calidad de vida pero sin alteraciones significativas en la visión, hasta ojo seco “severo”, donde se observa compromiso muy importante de la capacidad para navegar por el mundo sin ayuda. El tratamiento usualmente depende de las causas y la severidad del problema.

Blefaritis

El borde de los párpados, donde nacen las pestañas, tiene como función importante la producción de un aceite, llamado meibo, cuya labor es apoyar a la película lagrimal en la humectación de los ojos. A veces, este aceite se genera de manera excesiva e inapropiada, y esto resulta en una acumulación de bacterias, y en la inflamación de los párpados (análogo al acné en el resto de la cara). Hinchazón, legañas, ojos rojos, las famosas “perrillas”, y otros síntomas de ojos secos son extremadamente comunes en toda la población, y la solución empieza por una buena rutina de higiene de párpados.

Párpados caídos

Los pequeños músculos que levantan los párpados deben permanecer activos por muchas horas al día. Cuando uno o ambos comienzan a caer, las causas pueden ser muchas. Estas van desde el proceso normal de envejecimiento o alergias (muy comunes), hasta enfermedades neurológicas que requieren tratamiento inmediato (muy raras). Una historia clínica y una exploración oftalmológica completa son usualmente capaces de enfocar el proceso diagnóstico y el subsecuente tratamiento.

Conjuntivitis y alergias

La delgada “piel” transparente que recubre la pared blanca del ojo se llama conjuntiva. Contiene vasos sanguíneos muy angostos. Cuando estos pequeños capilares se dilatan y acumulan más sangre, el ojo se observa rojo. Eso se llama “conjuntivitis”, y dependiendo de la razón por la que la conjuntiva se inflamó, podemos tener conjuntivitis viral, conjuntivitis alérgica, bacteriana, tóxica, entre otras. La historia clínica y la exploración física son usualmente suficientes para el diagnóstico y el tratamiento.

Pterigión

Este común padecimiento sucede cuando una parte de la conjuntiva, la “piel” transparente que recubre la pared blanca del ojo, invade los límites de la córnea y expresa un crecimiento anormal. Sucede, en pocas palabras, por el sol y la irritación crónica en la superficie del ojo. Su solución es quirúrgica. Aunque la mayoría de las ocasiones se recurre a cirugía por motivos cosméticos, en algunos casos avanzados un pterigión prominente puede generar problemas de visión borrosa o sensación de cuerpo extraño. La cirugía es un proceso rápido y seguro, aunque en un pequeño porcentaje, la lesión puede recurrir en el futuro.

Queratocono

La capa frontal del ojo, por donde entra la luz, se llama córnea, y es un lente transparente. En la mayoría de los casos, este lente tiene la forma de una pelota de fútbol partida a la mitad (media esfera), o bien, como una pelota de fútbol americano partida a la mitad, con dos curvaturas diferentes (esto se llama astigmatismo). En algunas personas, por motivos múltiples, como tallarse los ojos, genética, alergias crónicas u otros, se desarrolla un abultamiento hacia afuera de esta córnea, como una protrusión en la cámara de una llanta, o como el “chipote” que sale después de un golpe en la cabeza. Esa irregularidad en la superficie del lente resulta en visión borrosa que, en muchos casos, empeora con el tiempo. A este abultamiento (ectasia, en términos médicos), se le llama queratocono, y su tratamiento depende de qué tan rápido se detecte. Un diagnóstico temprano conlleva a fortalecer la córnea con luz ultravioleta para prevenir que empeore. Sin embargo, un diagnóstico tardío puede implicar la necesidad de un trasplante de córnea, ya sea parcial, o a veces incluso total.

Infecciones y erosiones corneales

La capa frontal del ojo, o córnea, tiene un recubrimiento de células que se regeneran cada 3 días, más o menos como la piel. Si esta cubierta se cae (rasguños en el ojo, o en ojos muy muy secos, por ejemplo), los nervios quedan al descubierto y se siente mucho dolor, además a veces de visión borrosa. Esto se llama erosión corneal, y aunque suena severo, por lo general cierra en menos de 3 días. Sin embargo, durante ese tiempo, es posible que bacterias se anclen a la córnea y generen infecciones muy serias. El tratamiento consiste en administrar antibióticos y lubricación hasta que la erosión cierre.

Cataratas

Esta condición tan común no es como tal una enfermedad. Una catarata es parte normal del proceso de envejecimiento, como el blanqueamiento gradual del cabello. En algunas personas, sin embargo, por distintas razones, como diabetes mal controlada, o un golpe muy fuerte en el ojo, pueden desarrollarse más temprano. Se llama catarata a la opacificación (pérdida de transparencia) del cristalino, un lente que todos tenemos dentro del ojo. Conforme se torna opaco, menos luz llega a la retina y la visión se percibe borrosa. Este es un acontecimiento progresivo y lento, y algunas personas con necesidades visuales más amplias (choferes o bibliotecarios por ejemplo), las detectan antes. Cuando la visión es tan borrosa como para disminuir la calidad de vida, las cataratas se pueden remover con un proceso relativamente simple de 20 minutos llamado cirugía de catarata. En la gran mayoría de los casos, la visión se recupera por completo.

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Inflamación intraocular

Debajo de la pared blanca del ojo, existe una capa de vasos sanguíneos que se llama uvea. Por muchas razones, tanto externas (un golpe) como internas (enfermedades autoinmunes como artritis reumatoide o lupus), estos vasos pueden inflamarse y generar efectos negativos en el ojo y en la visión. Aunque encontrar la causa de la inflamación uveal es a veces un proceso prolongado y frustrante, en una gran parte de las ocasiones se logra únicamente con un interrogatorio extenso y una revisión detallada en el consultorio.

Glaucoma

El ojo es como un globo inflado que tiene dentro cierta presión. En cerca de 5% de la población general, esta presión puede incrementarse de manera silenciosa y causar daño irreparable en las paredes internas del globo ocular y el cable que lo conecta con el cerebro. Sucede de manera tan lenta, que usualmente los pacientes no se dan cuenta que tienen menos visión, hasta muy avanzado el proceso. La sensación no es de visión borrosa, sino difuminada, como un foco que se va apagando poco a poco.  El glaucoma es una de las causas más comunes de ceguera irreversible. Esto debido a que se suele detectar muy tarde. Si se diagnostica a tiempo, el tratamiento inicial tiende a ser muy simple y el daño visual puede ser prevenido. Si se encuentra de manera más tardía, las terapias tienen como objetivo detener o retrasar los efectos de la enfermedad. Nuestra mejor arma contra este silencioso padecimiento es una revisión anual de los ojos, de preferencia con dilatación de la pupila.

Diabetes ocular

El daño de la diabetes en los ojos es el responsable de la mayor proporción de ceguera en las áreas urbanas de México. La diabetes es una enfermedad donde los vasos sanguíneos de todo el cuerpo se alteran por el exceso de glucosa (azúcar) que lleva la sangre. El ojo tiene muchos de esos vasos, especialmente en un lugar llamado retina, que es como el rollo de una cámara donde se toma la foto. Entre más se comprometan estos pequeños capilares, menos oxígeno llegará a esa sensible parte del ojo, que reacciona de muchas maneras, incluyendo inflamación, hemorragias, y formación de nuevos vasos sanguíneos frágiles. Lo más importante en el tratamiento de la diabetes en los ojos es el control de los niveles de glucosa. Además frecuentemente utilizamos combinaciones de láser o inyecciones como pasos que busquen evitar o retrasar la intervención quirúrgica.

Desprendimento de retina

La retina es como un papel tapiz, adherido a la pared interna del ojo como el rollo de una cámara. En algunas ocasiones, este papel tapiz se desprende y cuelga parcialmente hacia el interior del ojo. Los síntomas dependen del grado y tamaño del desprendimiento. Estos van desde sensación de flotadores nuevos, hasta una sombra que cubre gran parte del campo de visión en un solo ojo. Temprano en el proceso, el tratamiento con láser es suficiente para detener el avance, mientras que un desprendimiento más avanzado requiere usualmente de pronta cirugía.

Degeneración macular

Dependiendo de ciertos factores metabólicos o genéticos, algunas personas comienzan a acumular materiales tóxicos en su retina conforme avanzan en edad. Cuando esta acumulación llega a cierto nivel, la parte central de la retina, llamada mácula, sufre de ciertos cambios que culminan en su degeneración y la subsecuente pérdida de la visión. En la mayoría de los pacientes, la observación y algunas combinaciones de vitaminas es todo lo necesario para tratar esta condición. Sin embargo, algunos casos más avanzados podrán progresar a etapas donde se utilizan inyecciones intraoculares como parte de la estrategia de control.

Neuritis óptica

El cable que conecta el ojo con el cerebro se llama nervio óptico. Por causas relacionadas a la inmunidad, en algunas personas, frecuentemente mujeres jóvenes, este nervio se inflama y produce dolor con el movimiento del ojo o alteraciones en la percepción del contraste y los colores. Aunque muchos de los episodios de neuritis óptica pasan en días o semanas, en ocasiones existe relación con ciertas enfermedades neurológicas, en cuyo caso un seguimiento en el tiempo es recomendable.

Trauma ocular

Bajo este término se engloban todos los efectos de una fuerza externa sobre el ojo o sus estructuras aledañas. Las combinaciones son virtualmente infinitas y no siempre sintomáticas de forma inmediata, por lo que es recomendable que cualquier golpe en el ojo sea evaluado por el oftalmólogo a la brevedad.